Cabo Fisterra: El otro final del Camino de Santiago

El Cabo Fisterra marca el fin del mundo antiguo, antes de que otros continentes y tierras lejanas allende los mares comenzaran a hacer su aparición en los mapas. Su propio nombre lo deja bien clarito: Finis Terrae, el fin de la tierra. Definitivamente no engaña a nadie. Además de todo ello, este recóndito lugar en tierras gallegas es también el final del Camino de Santiago, al menos de una manera más simbólica que la propia llegada a la Catedral de Santiago. ¿Porque? !Comprobémoslo!

El camino de Santiago tiene como finalidad alcanzar la ciudad de Santiago de Compostela y más concretamente la Catedral, símbolo por antonomasia de esta ruta de peregrinación. Pero para la gran mayoría de peregrinos el objetivo de la travesía no es el fin, si no el medio. El pasar días, e incluso semanas, caminando o pedaleando por caminos de tierra, con el polvo saliendoles por las orejas y conviviendo durante muchas horas al día solamente con uno mismo (con lo insoportable que puede llegar ser eso si no te llevas bien contigo mismo) es lo que verdaderamente enriquece y aporta algo nuevo a partir de esta experiencia.

Por ello, son muchos los que, una vez llegan a la Plaza da Quintana, se encuentran plenamente satisfechos de alcanzar su meta, pero, al poco tiempo, sienten que aquello a lo que a lo largo de los últimos días habían hecho suyo, transformado en rutina, tenían que dejarlo atrás y volver a su vida normal. Conscientes de ello, aquellos que deciden resistirse a volver, deciden ampliar un poco más su camino y alcanzar una nueva meta. Un bonus track en el camino, una última aventura y por tanto una ultima satisfacción personal. Son 88 km más de trayecto, 3 o 4 jornadas más para alcanzar el fin del mundo. Para conocer donde el Sol yace cada noche…

Llegada al faro y cabo Fisterra

Llegada al faro y cabo Fisterra

Faro y cabo Fisterra

Faro y cabo Fisterra

Cruz de Fisterra, donde arden botas y quien sabe que más...

Cruz de Fisterra, donde arden botas y quien sabe que más…

La tierra se acaba, es el final

La tierra se acaba, es el final

El horizonte todo es mar pero la Costa da Morte continua

El horizonte todo es mar pero la Costa da Morte continua

La razón de porque escoger Fisterra y no cualquier otro rincón de Galicia lo marca el supuesto hecho de que algunos historiadores consideran que Fisterra era el verdadero destino de los peregrinos paganos en su búsqueda del lugar donde realmente el Sol se esconde. Todo esto antes de que que esta ruta se acabara cristianizando, claro. Y es que las peregrinaciones ni las inventaron las religiones ni son su coto privado por lo que… ¿Por que no se iba a poder recrear entonces un tramo del camino supuestamente más antiguo aun que el propio Camino?

Y eso fue exactamente lo que nos encontramos cuando llegamos a Cabo Fisterra. Peregrinos, tanto en grupo como en solitario, llegando a su meta, al que era el final de la tierra según los romanos. Lo primero que nos esperaba era, como no podía ser de otra manera, una tienda de souvenires… A continuación, el faro, ahora si. Rodeamos el edificio al pie del faro y nos dimos de bruces con el pequeño templo del final de ciclo de los peregrinos. Decenas de chicos y chicas disfrutando de cervezas y botellas de vino con las que brindar por el objetivo cumplido, hablando en un ingles envuelto en acentos alemanes, holandeses y vete tu a saber de que otros lugares recónditos… Rompían en aplausos y gritos de celebración cada vez que llegaba algún otro peregrino, fuera algún miembro rezagado de su grupo o simplemente algún solitario con el que se hubieran cruzado previamente en el camino.

Todo era fiesta, liberación y satisfacción bajo el manto del crepúsculo, las últimas luces del día y las últimas del camino. Otros optaban por alejarse un poco y buscar un pequeño espacio personal en el que procesar en soledad todo lo experimentado. Miradas perdidas en el infinito de un océano inmenso, pero repletas de oleadas de pensamientos todavía pendientes de asimilar. Todo ello con el olor a goma quemada de las botas que arden al pie de la cruz de piedra, un homenaje que se va descomponiendo en cenizas. El fuego purifica y en este caso deshacerse de todo lo material era parte de la purificación que todo peregrino busca.

Cabo Fisterra

¿Me tiro? ¿No me tiro?

Cabo Fisterra

Y ahora que estamos aquí… ¿Me devuelves los 20€ que me debes?

Faro y cabo Fisterra

Que paz… se respira tranquilidad… ¿Me habré dejado las luces del coche encendidas?

Cabo Fisterra

Oh my God! This is so beatiful! Give me another beer 😀

Cabo Fisterra

Ahora que estamos todos… ¡una foto! Say cheese!

Cabo Fisterra

No, el Camino no puede seguir por aquí, ¡No pienso nadar!

Cabo Fisterra

(Imaginese aquí el sonido del mar batiendo contra las rocas con el graznido de las gaviotas sobrevolandonos)

Nosotros, con discreción, contemplamos toda la ceremonia a una distancia prudente, disfrutando de ella sin inmiscuirnos. Ellos eran los que habían llegado y los que merecían disfrutar de aquel espacio. A nosotros nos bastaba con ser meros espectadores, allí sentados, donde hace dos mil años las legiones romanas se reunían cada día para ver como el Sol desaparecía un día más en el que antes de que el cristianismo inundara de capillas, cruces e iglesias los antiguos altares y templos paganos. Allí, donde había estado el altar de adoración al Sol. El Sol era allí, en este preciso momento, un rey muriendo, antes de su renacimiento la mañana siguiente. Y allí estábamos para verlo. Mientras, a nuestras espaldas, el Faro de Fisterra seguía vigilando, más de 150 años después, uno de los puntos más peligrosos de la Costa da Morte y sirviendo de fiable centinela a los barcos que se acercaban.

Ya bajo las últimas luces del día, llegaba el momento de recorrer el camino de vuelta al centro del pueblo de Fisterra. Repleto de hostales y albergues destinados a los peregrinos, el paseo que dimos por sus calles nos iba dejando la estampa de los grupos que previamente habíamos visto en el faro comprando en los supermercados o tomando unas cañas y bocatas en los bares del puerto.

Como viajeros, teníamos todavía la deuda pendiente de hacer alguna de las vías del Camino de Santiago, y no dejamos de plantearnoslo cada vez que visitamos alguna de sus etapas o recorremos alguna parte de su trayecto. En esta ocasión nos tendremos que conformar con una visita puntual al final del trayecto, un espoiler del final de la ruta que no hace más que querer conocer la sensación del proceso de alcanzarlo a pie.

Faro de Fisterra

Made dando la espalda a la puesta del Sol y contemplando la excelsa obra arquitectónica del faro.

Faro y cabo Fisterra

Made continua admirando el faro,. ¿Que tendrá?

Faro de Fisterra de noche

Con la tontería, se nos hizo de noche… Ahí te dejamos trabajando, que nosotros vamos a tomar algo!

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