El domingo en Madrid es día de Rastro. El conocido barrio de La Latina acoge a los cientos de vendedores que cada semana acuden a la cita semanal para improvisar un puesto de venta en el que exhibir algunas de sus reliquias. Todo se centraliza entre la Plaza Cascorro y la de Campillo del Mundo Nuevo, siendo la calle Ribera de Curtidores la columna vertebral de una red de calles que se van organizando temáticamente en función de lo que se vende. Por ello a medida que avanzábamos por sus calles, íbamos apreciando como los vendedores de arte se concentraban en la calle de San Cayetano, mientras que los puestos callejeros que ofrecían vinilos, casetes o películas antiguas se adueñaban de la Ronda de Toledo.
La lista de lugares desde los que disfrutar de unas vistas impresionantes en Madrid es larga. Desde la azotea del Circulo de Bellas Artes a la torre del palacio Cibeles, pasando por la cafetería de El Corte Inglés en Callao o simplemente el templo de Debod, cuyo mirador orientado al oeste propicia alguna que otra puesta de sol impresionante.
Pero el lugar que escogí esta vez para poner fin a un día ajetreado, fue un rincón menos conocido pero no por ello menos espectacular.
El fotowalk que me había traído de nuevo a Madrid en navidad, después de dos años desde la última visita, había terminado.
Aún era mediodía y me quedaba mucho tiempo por delante para pensar que hacer. Una vez aprovisionado de comida, me dirigí a la Plaza de España y me senté a comer y disfrutar del buen día que hacía. En pleno Diciembre y después de varias arremetidas de temporales, se notaba que los madrileños tenían ganas de sol y la Plaza estaba llena a rebosar, aprovechando, por supuesto, el mercadillo navideño que todos los años se montaba en el centro de la plaza, así como en muchos otros rincones de la ciudad.
El fotowalk al que me invitó la gente de Naturpixel fue la excusa perfecta para hacer el petate y escaparte el fin de semana a Madrid. Uno de los mejores momentos del año para visitar la capital es con toda seguridad la época navideña. Madrid se engalana de luces de colores en cada rincón y de todavía más ambiente en las calles principales del centro con los mercados navideños que brotan en cada rincón.
En esta ocasión, y continuando la ruta por los lugares emblemáticos de Madrid, me pararé un poco en la Puerta del Sol, aprovechando además que hoy finaliza el año y mucha gente se juntará aquí esta noche para tomarse las uvas.
Ya había sido una parada obligada en el paseo nocturno del que ya os hablé, por lo que aprovecharé para entrar un poco más en detalle.