Funchal es un destino ineludible en cuanto llegas a Madeira. Hay quien solo admira la ciudad de paso, de camino al hotel, y reduce su contacto con ella a momentos puntuales centrándose en las otras muchas actividades de la isla. Es cierto, en ocasiones el escaso tiempo destinado a visitar la isla no lo permite, pero nosotros lo hemos hecho y ¡aquí estamos para contártelo! 😉
El centro de Burdeos estuvo durante años escondiendo a plena vista muchos de sus encantos: un casco histórico repleto de monumentos y edificios y una zona a orillas del río Garona que merecían más atención. La última década le ha devuelto el esplendor perdido y visitar esta ciudad es ahora más recomendable que nunca. ¡Aquí comienza nuestro personal recorrido por Burdeos!
Las bodegas de Oporto son, sin lugar a dudas, uno de los mayores reclamos de esta ciudad portuguesa. Son también la excusa perfecta para visitar una de las muchas bodegas que llenan la otra orilla del Douro, en Vila Nova de Gaia. Escoger la que más se ajustara a nuestros gustos y preferencias no fue tarea fácil, pero hay tantas opciones que acabamos encontrando una que encajara con nuestras expectativas.
Así que, una vez tomada la decisión, iniciamos nuestra experiencia vitivinícola personal.
Bayona es el último bastión francés antes de llegar a España (o el primero, dependiendo de donde vengas). En esta ciudad se mezclan sobre todo rasgos culturales vascos y franceses en un mix que hace que merezca la pena que le dediquemos al menos un día de visita como parte de nuestra ruta por la región de Aquitania.
Burdeos era la primera ciudad francesa a la que llegábamos después de días de carreteras secundarias atravesando pequeños pueblos y villas de la costa cantábrica francesa. Nos dimos de bruces con una monumental urbe de gran vida en las calles, de imponentes y cuidados edificios históricos y de luces, colores y sonidos distintos en cada rincón. Burdeos acababa de seducirnos en una primera impresión de las que dejan huella. ¿Quienes eramos nosotros para resistirnos?