Recorriendo el Camero Nuevo en el corazón de La Rioja

El transcurso del río Iregua es también el camino que se adentra en el conocido como Camero Nuevo. Si en la última ruta me habías acompañado por el Camero Viejo, ahora es el momento de conocer los pueblos al otro lado de las montañas que separan el Leza del Iregua.

La Sierra de Cameros, conformada por el Camero Viejo y el Camero Nuevo en la que también se denomina la Rioja Media, abarca sobre todo los valles de los ríos Leza e Iregua.

Después de conocer en detalle el Camero Viejo en mi ultimo viaje, no pude resistirme a recorrer ahora el Camero Nuevo ya que, si mi recorrido anterior ya me había dejado paisajes de infarto, seguro que este tampoco me iba a decepcionar. Comenzamos!

Mirador Puerta de Cameros – Islallana

El nombre de este mirador no puede ser más representativo de lo que estaba a punto de iniciar. La Puerta de Cameros mostraba ya que los paisajes agrestes, las altas montañas emergiendo entre suaves colinas y los parches de infinitos tonos verdes cubriendo todo lo que todavía no había sido conquistado por el ser humano, iban a ser una deliciosa rutina.

Islallana no es propiamente un pueblo del Camero Nuevo, pero la reciente apertura de este mirador, en la parte alta de la montaña que se yergue a espaldas de él, hacía inevitable mi parada. Por ello, era obligado incluirlo como aperitivo de lo que estaba por venir. De hecho, el mirador es tan reciente que había sido inaugurado solamente dos meses antes de mi llegada a él.

Mirador Puerta de Cameros

Mirador Puerta de Cameros

Mirador Puerta de Cameros

Mirador de Peñueco – Viguera

¡Y seguimos de miradores! El siguiente es el de Peñueco, en las inmediaciones del pueblo de Viguera. Además, Viguera es el primer pueblo con el que me topo en mi recorrido que está ya dentro del territorio denominado como Camero Nuevo.

Pero lo que realmente me ha cautivado de la zona, como te decía, es su mirador, ya que está en una situación excepcional para disfrutar de una perspectiva general de las peñas, colinas y valles de este lado de los Cameros.

Mirador de Peñueco

Mirador de Peñueco

Mirador de Peñueco

Mirador de Peñueco

Torrecilla en Cameros

Torrecilla en Cameros si que era una visita obligada. No solo porque, una vez más, me esperaba otro mirador de ensueño, sino porque el pueblo en si tenía suficientes reclamos para captar mi atención y hacer una parada técnica para repostar (hablo de comer y echarme una siesta, por si había alguna duda 😉 ).

El parque de San Lázaro fue mi punto de referencia, donde aparqué y a partir del que comencé mi paseo. El cercano puente de piedra que comunica los dos barrios principales de la villa fue también durante mucho tiempo la única opción de comunicar Logroño con Soria y salvar así el paso del río Iregua.

Ahora, lógicamente, otras alternativas rodadas lo han relegado a símbolo de bienvenida para todos los que se acercan hasta Torrecilla.

Torrecilla en Cameros

Torrecilla en Cameros

Un paseo por la parte alta del pueblo me permitió disfrutar de calles empedradas y toparme con algunos de los edificios emblemáticos de Torrecilla. Por supuesto, la iglesia parroquial no podía faltar, siendo ésta un homenaje a San Martín.

Otro de los edificios emblemáticos con el que me encontré fue el del restaurante El Parque. Vale, tal vez el hambre ya empieza a apretar y le regalo la categoría de emblemático a cualquier sitio con comida y cerveza… Eso si, garantizadas unas buenas vistas, hacia la placita de Felipe Nestares por un lado y el barrio de El Campillo por el otro.

Ya bien comido (y sin que el bolsillo se resintiera) era el momento de volver al parque de San Lázaro. Una vez allí, no resistí la tentación de sacar la manta que siempre llevo guardada y echarme una buena cabezadita en el césped antes de continuar.

Torrecilla en Cameros

Torrecilla en Cameros

Torrecilla en Cameros

Llegaba el momento de volver a ponerse en ruta, pero antes, una última parada obligada. El mirador del Sagrado Corazón de Jesús no podía faltar en mi colección de miradores del día de hoy.

Este alto, coronado por una estatua de Jesús a modo de centinela del valle, es también otro de esos puntos con unas vistas diferentes a las mostradas por los miradores anteriores y que sigue sorprendiendo por la perspectiva que ofrece.

No voy a decir nada más por el momento y dejaré que las fotos hablen por si mismas, una vez más 😉

Mirador Sagrado Corazón de Jesús
Mirador Sagrado Corazón de Jesús

Mirador Sagrado Corazón de Jesús

Ermita de San Antón

Ermita de San Antón

Almarza de Cameros

Siguiente pueblo camerano de la lista: Almarza de Cameros. Aquí, a medida que me adentro en lo más profundo del valle y por lo tanto en el corazón del Camero, empiezo a encontrarme pueblos más pequeños, más encantadores pero también más despoblados.

La dinámica es similar a la que ya conté en el Camero Viejo, una despoblación progresiva causada por el éxodo a la ciudad que solo el turismo rural está consiguiendo frenar, a duras penas.

Almarza es uno de ellos, vinculado eminentemente a la ganadería, su bonita plaza y sus soportales de piedra crean un entorno bucólico al que solo se le puede añadir, para bien o para mal, la tranquilidad que se respira en sus calles.

Almarza de Cameros

Almarza de Cameros

Almarza de Cameros

Pradillo

Pradillo se encuentra en pleno camino, siendo cruzado por la carretera que me llevaba por esta Camero. Tal vez por ello se haya resistido un poco más a esa despoblación y se vea un poco más de movimiento en forma de bares y restaurantes como Los cucharones, en plena carretera y donde al menos aproveché para darle la dosis diaria de cafeína a mi cuerpo.

Sin embargo, no era aquí donde quería detenerme aún, por lo que, aunque me dejé encandilar por los encantos de sus casitas, fue su bonito parque el captó mi atención. Los bancos de piedra luciendo ilustraciones publicitarias antiguas con azulejos ya maltrechos pero que en lugar de deslucir le daban un toque «vintage», si me permites el uso de este desgastado término.

Una última escapada al puente medieval que salvaba el Iregua en las afueras y otra a la Ermita de Nuestra Señora del Villar que se me apareció repentinamente a los pies de la carretera, fueron el punto final a mi visita a Pradillo.

Pradillo

Pradillo

Pradillo

Pradillo

Nuestra Señora del Villar

Villanueva de Cameros

Otro pueblo en pleno transcurso del trayecto y por ello una parada obligada más, no solo por la facilidad de acceso sino por algo que me llamó la atención cuando llegué hasta aquí. Entre frondosos arboles a orillas del Iregua, justo al lado del puente que salva el río, asomaba una cúpula, referencia inconfundible de que allí se medio escondía una iglesia, ermita o similar.

Aproveché la gasolinera del pueblo para repostar (ya que no hay demasiadas oportunidades a lo largo del trayecto) y aparqué para investigar que ocurría allí. Y me encontré de pleno con una Ermita, pero que para nada se asemejaba a otras, espartanas y modestas, como las que me había encontrado hasta ahora.

La Ermita de la Virgen de los Nogales lucía tan barroca como era, de ladrillo rojizo su fachada que contrasta con el tono oscuro de su cúpula central. Dedicada a una de las vírgenes más importantes de la comarca, se le llega a atribuir incluso el milagro de la resurrección de una niña que había caído entre los engranajes de un molino, ¡Ahí es nada!

Villanueva de Cameros

Villanueva de Cameros

Villanueva de Cameros

Villanueva de Cameros

Ortigosa de Cameros

Si esperabas otra declaración sobre la despoblación de estos pueblos y como, a pesar de lo bonito de sus construcciones de piedra, se mostraban siempre vacíos y solitarios, esta vez no será así.

Ortigosa de Cameros es la sorprendente y agradable excepción con la que me encontré en el camino. Aunque tampoco es que sea la panacea del resurgimiento poblacional, sus más de 200 habitantes pero, sobre todo, su gran extensión en este valle del Arroyo de los Albercos (que casi parece más un cañón) son toda una sorpresa.

Tal vez sean sus dos puentes, uno de metal y otro de hormigón, o las cuevas cercanas, perfectamente visitables en una visita guiada, reclamos suficientes para atraer a un turismo muy necesario para la zona.

Pero no basta con que el turismo sea necesario, es que hay que poder ofrecer reclamo suficiente para que el visitante quiera venir, pero es que esta zona yo creo que lo justifica. Si además le sumamos la cercanía de Rasillo de Cameros y su club náutico, aprovechando el embalse de Gonzalez Lacasa, ya te digo yo que no hay excusa.

Ortigosa de Camerosç

Ortigosa de Cameros

Ortigosa de Cameros

Ortigosa de Cameros

Ortigosa de Cameros

Ortigosa de Cameros

El Rasillo de Cameros

Y así alcancé mi última parada en este recorrido del Camero Nuevo: El Rasillo de Cameros. Este tranquilo pueblo era también el elegido para mi descanso fisico y espiritual en la tranquilidad de la montaña.

Me había buscado una casita rural cercana, Casa Entrebosques, en la que disfrutar de un ambiente tranquilo y relajado y desconectar un poco del ritmo de carretera.

De hecho, aunque se trata de un pueblo pequeño, las opciones de alojamiento son más abundantes que en otros pueblos, motivado sobre todo por lo que comentaba antes en Ortigosa de Cameros, las opciones turísticas del entorno facilitan la captación de visitantes.

De hecho era lo que me comentaban en la propia casa rural, consiguiendo compensar todo el año con el turismo que se consigue atraer en fechas señaladas.

Rasillo de Cameros

Rasillo de Cameros

Rasillo de Cameros

Rasillo de Cameros

Y ahora, un paseito, una buena cena y a dormir, que creo que me lo he ganado, ¿no?

¿Te animas a conocer el Camero Nuevo? 😉

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