
La curiosa catedral hibrida de Plasencia
Pues si, en Plasencia me encontré con una de las catedrales más peculiares que pude ver a lo largo y ancho de la geografía española. Y será por catedrales en España, desde luego! La de Plasencia no es la más majestuosa o imponente de todas, no. Ese honor se le reserva a otras mucho más conocidas de las que no procede hablar ahora. La catedral de Plasencia lo que realmente ofrece es un testimonio arquitectónico histórico de un solo vistazo. Y es que cuando la nueva catedral comenzó a construirse para sustituir a la antigua las obras quedaron a medias y ahora el edificio ha quedado como una fusión de ambos edificios con todo un recorrido arquitectónico comenzando en el románico pasando por el gótico y renacentista.
¿Pero, que me llevó hasta Plasencia?
Pues uno de los más importantes eventos para bloggers de viajes de España: el TBM. Este 2015 la organización había decidido trasladar el evento a esta pequeña pero muy vistosa ciudad del norte de Extremadura y hasta allí que me fui. Y digo me fui porque en esta ocasión Made no pudo acompañarme ya que tuvo que quedarse en casa estudiando para convertirse en una mujer de provecho y poder convertirse en una gran profesional de esas que este nuestro país no deja escapar *cof*, *cof*…
Por lo tanto hice un enorme y dificultoso esfuerzo y muy a mi pesar tuve que ir hasta Extremadura e intentar disfrutar de aquellos parajes naturales y gran gastronomía sin ella. ¡Cariño! Prometo que no me lo pasaré demasiado bien!! 😛
Muchos de mis compañeros de GaliciaTB tampoco se lo iban a perder por lo que si ya era prometedora la oportunidad de conocer y desvirtualizar a otros compañeros blogueros, el contar con la siempre agradable presencia de un nutrido grupo de ellos solo hacía que ese fin de semana prometiera mucho, al menos sobre el papel. También las cuatro horas de viaje en coche con Sabela dieron para muchas y muy interesantes conversaciones y, a pesar del madrugón que nos tuvimos que meter (ella incluso más que yo) el viaje se hizo enormemente corto por lo que en un suspiro nos estábamos plantando en Plasencia, listos para iniciar nuestras primeras actividades. Cuando llegamos a la ciudad el cielo no hacía más que descargar agua pero bastó con aparcar y llegar a la plaza mayor para que los cielos se abrieran y los rayos de sol cayeran sobre el centro de Plasencia inundandolo todo de luz y calor y dejándonos un poco de buen tiempo. Existe la posibilidad de que no haya sido cosa del azar sino que los chicos del TBM hubieran tenido también en cuenta este factor y hubieran contratado algo de sol este fin de semana pero desde luego, si no estaba planeado, les había quedado redondo.
Sabela se quedó en su ansiada gymkana por la ciudad (venga, no lo niegues, sabemos que te morías de ganas por hacerla!) y yo me dirigí a la entrada de la catedral, de donde partiríamos para realizar un recorrido por su historia. En esta ocasión fue Leticia la que se unió a esta visita en la que también tuvimos la oportunidad de compartir opiniones con otros bloggers. Así fue como cruzamos la puerta de la catedral y dimos inicio a la visita…

Caballero paseando y reflexionando sobe la espiritualidad que impregna las paredes del claustro que une las dos catedrales
¡Pongame un mixto de catedrales!
Como os decía al principio, lo más peculiar de la catedral (o más bien catedrales) de Plasencia es que la nueva catedral que acabaría sustituyendo a la vieja se quedó a medias. Desde el exterior, ésto es ampliamente visible ya que una mitad del edificio tiene mayor tamaño que el otro, fruto de los avances arquitectónicos del siglo XV en adelante. La otra mitad es el edificio antiguo, más pequeño y con un estilo más sobrio, como le corresponde al románico, del que data. La linea que separa ambos edificios es también muy evidente desde fuera.
Fue a principios del siglo XIII cuando a un montón de nobles, gobernantes y autoridades eclesiásticas decidieron que aquella pequeña ciudad fortificada que tanto militar recibía y tanta fe religiosa rezumaba necesitaba una catedral que reflejara esa devoción. Allá se pusieron los maestros constructores a dar ordenes a los canteros y se picó piedra durante años como si no hubiera un mañana para tenerla lista y que nadie se impacientara. Así se mantuvo esta casa divina en pie hasta que llegó un esplendoroso siglo XV. Plasencia cobraba todavía más importancia como núcleo del cristianismo y el dinerito fresco que llegaba desde las américas servía para lanzarse a realizar nuevos proyectos. También el crecimiento de población de la ciudad justificaban la construcción de un nuevo santuario acorde a las nuevas demandas.
La ciudad llegó a crecer de tal manera que incluso un tal Fernando el Católico trasladó su residencia a esta ciudad, antes de que a la muerte se le antojara llevárselo con ella. Fue un día cualquiera del año 1498 cuando el obispo Gutierrez Alvarez, un lejano tatarabuelo de los actuales Duques de Alba, se lanzó a encabezar la construcción de la nueva catedral. Y así fue como un arquitecto tras otro fueron haciéndose cargo a lo largo de casi un siglo de la construcción de la nueva catedral, puliéndose el dinerillo que los mecenas del proyecto iban aportando. Pasó así un año tras otro, tirando paredes de la catedral antigua y levantando columnas y fachadas de la nueva sin parar.
Casi un siglo se pasaron construyéndola, hasta que un fatídico día de 1578 las obras se paralizaron. La otrora floreciente ciudad de Plasencia se había quedado sin un duro después de dilapidarse el presupuesto así que llegó el momento en el que no quedaba otra opción que parar y las obras tuvieron que detenerse.
Así es como hoy día podemos contemplar en el centro de Plasencia ese híbrido eclesiástico de fusión de arte románico y gótico-renacentista. Un clásico 2 por 1 de historia de España.
Una vez dentro de la catedral, las dependencias se iban sucediendo a medida que íbamos siguiendo el paso de la guía que nos acompañaba y que nos iba describiendo donde estábamos en cada momento y dándonos alguna de las pinceladas históricas pertinentes. También estábamos acompañados por el Canónigo (no confundir con los vegetales) de Cultura de la Catedral, el señor Antonio Luis Galán.
El claustro, con sus pasillos abovedados, ponían el punto de luz natural que bañaba la pequeña explanada donde una fuente sin agua de estilo gótico coronaba el centro. Ni un solo ruido (que no fuera el que nosotros causábamos) se oía en este espacio de reflexión. El claustro era la evidencia más palpable desde el interior de la unión de los dos edificios. Viéndose de nuevo la mezcla de románico y gótico, es en algunas de sus paredes donde se se ven estructuras a medias, restos del proceso de conversión de la catedral antigua a la nueva que también se quedaron a medias.
Al alcanzar la estancia principal de la catedral nueva, los nervios dorados que suben por las columnas y se entrelazan en lo alto de las elevadas bóvedas del techo así como la luz que entra por las ventanas y claraboyas de lo alto son lo primero que destaca. Éstos dejan paso al elemento principal de la sala: un enorme retablo repleto de reflejos dorados que marcan un halo de grandiosidad con el que se intentaba dotar a la nueva construcción. El barroquista retablo está repleto de estatuas de madera muy coloristas que representan distintos pasajes de La Biblia.
Para la siguiente parada entramos por una puerta lateral, a la derecha del retablo. Por allí comenzamos a subir por unas estrechas escaleras de piedra que subían caracoleando hasta alcanzar el acceso a la parte alta de la catedral. Las vistas desde allí de la gran nave de la nueva catedral dan una perspectiva muy diferente. Mientras las palomas entraban y salían (e incluso cagaban) por las ventanas que justo allí se situaban, avanzábamos poco a poco por un estrecho y angosto pasillo. La alta barandilla de piedra protegía lo suficiente como para que la altura a la que nos encontrábamos no nos acojonara a los más miedosos a las alturas. Ver el retablo desde lo alto y justo por detrás de algunas de las estatuas de la propia imagen eran un lujazo que merecía la pena.
Un paseo por las nubes
Pero las escaleras de caracol que nos llevaron a lo alto de la nave no se acababan ahí. Al llegar a lo más alto de ellas alcanzamos el tejado de la catedral y pudimos caminar por él. Esto era ya otro territorio: el de las cigüeñas. Decenas de ellas nos sobrevolaban una y otra vez mientras íbamos disfrutando de las vistas de la ciudad de Plasencia que podíamos contemplar desde el que era uno de los mejores miradores de toda la ciudad. Los enormes nidos que éstas aves construían en los campanarios se mantenían incomprensiblemente manteniendo equilibrios imposibles. Era posible verlos aguantando los envites de ráfagas de viento sobre palos de la luz, lo que ya me parecía el más difícil todavía. El azul del cielo, solo interrumpido por las masas informes de nubes que se iban cruzando de vez en cuando cambiando caprichosamente la luz, era el fondo perfecto para disfrutar de la arquitectura gótica de las formas que remataban la catedral en lo alto.
A nuestros pies podíamos ver una ciudad de ladrillo y piedra extendiéndose hasta acabar en las verdes colinas del fondo. El paisaje era alucinante e invitaba a pasarse un buen rato contemplándolo sin nada más de lo que preocuparse, pero la ruta no se había acabado aún ya que íbamos a tener la oportunidad de visitar las dependencias y patios del palacio episcopal, justo al lado de la catedral.
Expliquenle al obispo que es un blogger!
Pues si, esa fue la pregunta que nos hizo el obispo cuando nos recibió en el Palacio Episcopal. Una pregunta muy comprensible si todo esto de los blogs te pilla con el pie cambiado. ¿Quien no ha tenido que contestar en algún momento a algún padre, abuelo u otro familiar una pregunta similar?. Nuestra guía, con una diligencia total y absoluta resolvió la pregunta de manera impecable, dejando claro que inundaríamos las redes de entradas como ésta contando experiencias personales. Después de eso ya solo le quedó decirnos que por favor dejáramos bien a Plasencia, pero eso ya no dependía de nosotros, si no de la propia ciudad y su gente. Ya os anticipo lo fácil que me está resultando hacerlo, ya que mientras escribo no dejo de rescatar buenos recuerdos de mi memoria.
Pero retomemos el Palacio Episcopal, nuestra última visita de la mañana. En sus instalaciones pudimos ver algunos cuadros y estatuas, así como algún que otro salón de finos tapizados. Nada ostentoso, pero si mucha elegancia. Pero lo verdaderamente bonito volvía a ser la parte exterior del edificio. El Palacio comparte fachadas con la propia muralla de la ciudad, por la que pudimos caminar en algunos tramos y ver otros ángulos diferentes de la catedral y la propia Plasencia. Sus patios exteriores tampoco tenían ningún desperdicio, la verdad.
Así terminamos una visita muy muy completa a uno de los monumentos más importantes de Plasencia y el primer plato que el TBM nos ofrecía antes de que diera inicio oficialmente el evento. Próximamente más cosillas sobre Plasencia!
Enjoy!
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Fotos de…..altura….
Me ha gustado mucho el artículo. Especialmente las fotos desde el tejado de la catedral. Estuve hace unos años en Plasencia, y me gustó la visita. Sin embargo, no tuve la suerte de pudir subir al tejado o pasear por detrás del retablo mayor de la catedral. No sé si es que entonces no se podía, o es que yo no me enteré. ¿Esto lo puede hacer cualquiera? ¿O ha sido algo puntual para vosotros?
Gracias si puedes contestarme, y enhorabuena por el blog.
Me alegro mucho de que te haya gustado tanto el articulo como las fotos!
La ruta por detras del retablo y al tejado no suele formar parte de la visita pero en ocasiones especiales si que permiten el acceso. Por ejemplo las navidades pasadas, durante varios días, tambien lo permitieron.
Un saludo! 😀
Hola le agradeceria si me puede pasar dibujos y planos de l proyecto de la catedral de plasencia para ver como se veria terminada
Gracias
hola me gustaria saber como era el proyecto de la catedral finalizada, no se si habrá algun boceto, dibujo, plano de como seria
gracias
Hola Ricardo, me gustaría poder ayudarte, pero lo que me pides excede el ámbito de este blog. Si estás interesado en ese tipo de documentos, te recomiendo que contactes con especialistas, historiadores o directamente con la oficina de turismo del Ayuntamiento de Plasencia y sabrán ayudarte.
Un saludo.