La siempre grande romería de Darbo (I de II)

Si sois bastante seguidores de este blog, tal vez ya os habréis dado cuenta que todos los artículos que he escrito hasta el momento de mi pueblo natal – Cangas – siempre tienen un denominador común: los motivos religiosos. Desde la Semana Santa hasta la procesión del Carmen. Menos mal que al menos las fiestas grandes del pueblo son la excepción. La semana grande de las fiestas del Cristo se centran más en las atracciones, actuaciones en directo y noches calurosas de verano en las terrazas de los bares. Espera un momento… ¿Fiestas del Cristo? ¿Que Cristo…? Ouch!

Prácticamente todas las fiestas y celebraciones en Galicia, y esto es también extensible a todo el territorio español, tienen orígenes religiosos. Al fin y al cabo el catolicismo ha sido siempre un rasgo característico a lo largo de la historia tanto de Reyes como de ciudadanos devotos. Por ello es inevitable que cualquier celebración tenga siempre alguna relación, directa o indirecta, con algún santo o algún evento relevante de la historia, aunque cada vez más, muchas de estas celebraciones van diferenciandose de su origen y quedándose con la celebración en si.

Uno de los tipos más populares de fiesta que se puede encontrar a lo largo y ancho de Galicia es la romería. Estas celebraciones se concentran siempre en torno a iglesias y capillas ya que su objetivo principal es la veneración del santo patrono del lugar. Para entender esto un poco mejor, hay que pararse a pensar en que el nombre de romería al fin y al cabo viene de los romeros, que son los peregrinos que se dirigían antiguamente a Roma y cuyo nombre acabo extendiéndose a los que se dirigían a cualquier tipo de santuario.

Así llegamos a una de las más modestas y a la vez más grandes romerías que he tenido la oportunidad de conocer. Todos los 6, 7 8 y 9 de Septiembre de cada año, se celebra en el atrio de la iglesia de Darbo, una de las cinco parroquias de Cangas, una fiesta al más puro estilo tradicional. Decenas de puestos ofrecen comida y bebida sin parar a casi cualquier hora, mientras se van sucediendo las orquestas que la comisión de fiestas se esfuerza en traer, en función de lo recaudado ese año.

En la iglesia se van sucediendo durante esos días las misas y por tanto se van alternando los más fieles devotos durante las mañanas con las familias que se acercan a comer y disfrutar de algunas de las pocas atracciones que cogen en el escaso sitio que hay, con los más jóvenes que por las noches se adueñan de las pistas de baile frente a las orquestas, en ocasiones mezclándose con la gente mayor que, al menos una vez al año, se marca algún pasodoble que otro entre ranchera y ranchera, antes de que los temas más modernos marquen el momento de recogerse a sus casas.

Lo que hace especial esta romería para los cangueses es que se siente como su fiesta. Después de un verano de trabajo duro en la hostelería, ya que no hay que olvidarse de que Cangas en verano es objetivo turístico y por tanto cuando más trabajo se genera en este sector, las fiestas grandes de Cangas al ser en Agosto llegan demasiado pronto para muchos. En cambio la romería de Darbo llega en Septiembre, cuando ya solo quedan los cangueses que han trabajado, y cuando los que vivimos fuera volvemos ex-profeso para disfrutar de esta fiesta y procuramos intentar cuadrar algún día de vacaciones para al menos acercarnos el día grande de las fiestas.

Y es el día grande cuando todo alcanza su máxima expresión. A lo largo de la mañana la gente va llegando a las inmediaciones de la iglesia y buscando un hueco a la sombra para esquivar al Sol que a mediodía amenaza con provocarle alguna que otra insolación a alguno de los que estamos allí. Una misa al aire libre marca el inicio, para que en cuanto finalice, se de inicio a la procesión de la figura de Santa María de Darbo. Una vez el breve recorrido finaliza, tiene lugar uno de los eventos más tradicionales, con más historia y más característico de esta celebración: La danza y contradanza de Darbo. Entre periodistas, fotógrafos y reporteros de televisión que quieren captar la esencia de este baile ancestral, se despeja la plaza frente a la iglesia para que de comienzo el baile, sobre el que la semana que viene os hablaré con mas detalle.

En cuanto acaba la danza, llega el momento de que las mantas y toallas llenen el atrio y todo el mundo disfrute de una comida al aire libre. Los gaiteros, tamborileros y pandereteros toman ahora la responsabilidad de amenizar la tarde con su música. Durante horas las canciones se van sucediendo unas tras otras mientras la sombra va ganando terreno en el atrio y una buena comida en el estómago invita a una sobremesa placentera en un entorno increíble.

Tarde o temprano, todo el mundo acaba uniéndose a los músicos y allá donde mires hay siempre alguien bailando. La tarde se pasa así rápidamente y acabará llegando la noche y con ella volverán una vez más las orquestas y las atracciones y la romería continuará, al menos un día mas, antes de que llegue a su fin y llegue el momento de esperar otra vez un año más.

Más información en www.romeriadedarbo.com

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