Funchal: Primeros pasos en la capital de Madeira

Funchal es un destino ineludible en cuanto llegas a Madeira. Hay quien solo admira la ciudad de paso, de camino al hotel, y reduce su contacto con ella a momentos puntuales centrándose en las otras muchas actividades de la isla. Es cierto, en ocasiones el escaso tiempo destinado a visitar la isla no lo permite, pero nosotros lo hemos hecho y ¡aquí estamos para contártelo! 😉

Funchal es el mayor núcleo de población, no solo de la isla de Madeira, sino de todas las islas que componen este pequeño archipiélago.  No solo eso, si no que resulta que solo hay agua, agua y más agua hasta alcanzar el punto de tierra más cercano que no es otro que las Islas Canarias, a ya unos 400 kilómetros de distancia.

Funchal aprovecha el descenso de las montañas volcánicas de la isla, que superan cotas de 1.800 metros, para refugiarse en el sur de la isla en el último tramo que acaba en el mar, aprovechando la cuenca natural que se forma. Gracias a eso consigue tener las temperaturas más suaves de toda la isla, manteniéndose constantes todo el año en una más que agradable franja media de entre 15 y 25 grados.

Funchal es, sobre todo, un enorme manto de casas bajas que se extienden a lo largo de kilómetros, reservando los pocos edificios existentes para la zona nueva del centro y el área hotelera.Todo preparado para dar servicio a sus 112.000 habitantes permanentes y a los muchos, muchísimos visitantes que mantienen llena la isla todo el año.

La ciudad tiene un centro histórico que es el que más llama la atención a los turistas. Se encuentra cerca del paseo marítimo e invita a disfrutar de paseos eternos por sus calles y a orilla del mar.

A partir de aquí, en el lado oeste de la ciudad se encuentra la zona más moderna, donde aparecen los edificios más altos, centros comerciales y sirve como puerta de entrada a lo que de ahora en adelante denominaremos burbuja internacional por razones obvias.

Puerto de Funchal desde el muelle

Puerto de Funchal desde el muelle

En las piscinas de Lido

En las piscinas de Lido

Historia de Funchal

Resulta que Funchal nació como un asentamiento de Portugal, a raíz de una de las expediciones de João Gonçalves Zarco. Por ahí andaban navegando João y su compañero Tristão, recorriendo las costas africanas para explorarlas y cartografiarlas, usando para ello poco más que un compás y un astrolabio. Como suele pasar con estas cosas, fue un accidente, en este caso una tormenta, la que desvió su trayecto y provocó que acabaran topándose con tierra ignota un día de 1419.

La nueva isla, bautizada como Porto Santo, acababa de ser dibujada cuidadosamente en el mapa y el Rey de Portugal encargaba a João continuar con la exploración de la zona y realizar el primer asentamiento portugués en la isla. Y así lo hizo, llevándose cereales y conejos por un tubo para poder disponer de sustento (los conejos llegaron a procrear tanto como idem que acabaron siendo una plaga, por cierto).

Fue necesario irse hasta 1421 (y dejar atrás las supersticiones de los marineros que aun creían que el mundo era plano y en algún sitio tenía que acabarse) para navegar en dirección contraria a tierra continental para toparse por fin con Madeira.

Cuando llegaron los primeros colonos a la zona donde se levanta ahora la capital del archipiélago, lo que más se encontraron en la zona fue hinojo, que crecía en abundancia por cada rincón. Si ahora te digo que hinojo en portugués se llama funcho, ya tenemos el origen del nombre de la ciudad. Sencillo ¿verdad?

Calle Brigadeiro Oudinot

Calle Brigadeiro Oudinot

La importancia estratégica de Funchal se hizo notar en el siglo XVI. Se convirtió en puerto clave para todas las embarcaciones europeas que marcaban rumbo a las colonias al otro lado del Atlántico. Esto la hizo prosperar y alcanzar un alto nivel económico vendiendo el azúcar y vino que se producía en la isla a las tripulaciones que se iban a hacer las américas.

Pero Funchal también sufrió ataques de piratas y filibusteros varios, deseosos de hacerse con sus riquezas. El más recordado es el del francés Monluc Peyrot que, a raíz de otros rifirrafes que mantenían franceses y portugueses en el Nuevo Continente, se puso manos a la obra y la comenzó a liar.

Funchal fue saqueada y las mujeres violadas, aunque el propio Monluc acabó topándose con su final también en esta reyerta.

La I Guerra Mundial también se dejó notar, y mucho, en este territorio apartado de los follones continentales. Los alemanes, queriendo acabar con la flota portuguesa que amarraba allí, se pasaron de beligerantes y se llevaron por delante parte de la ciudad, bombardeando varias de sus zonas y dejando atrás varios civiles muertos.

Pero por suerte, ahora ya no son los barcos colonizadores los que amarran aquí si no que el puerto de Funchal se llena ahora de transatlánticos y cruceros, siendo uno de los amarres más importantes a nivel mundial. Es así como ahora se ha transformado en un destino turístico que incluso roza la saturación, gracias sobre todo a sus buenas temperaturas y sus rutas naturales.

Zona da Alfándega

Zona da Alfándega

Burbuja internacional: relax a medida

Con 27º en el termómetro (en Funchal es difícil que la temperatura baje de 20º en todo el año), lo primero que hicimos nada más instalarnos fue dejarnos abrumar por el despliegue de servicios a medida para los turistas que llenan la zona donde se concentran la mayor parte de los hoteles. La burbuja, como la llamamos, es como vivir en un centro comercial abierto, aislado de todo lo que es la isla en si y con todo lo que puedas necesitar a mano para que el esfuerzo sea mínimo.

Cientos de edificios hoteleros y resorts llenan la zona más al oeste de Funchal con sus zonas privadas, piscinas y restaurantes. Seguramente acabes alojándote en alguno de ellos ya que las opciones fuera de esta zona son más limitadas, pero es cierto que la variedad de precios es tan amplia que no es difícil encontrar algo que encaje en tu presupuesto (nosotros al menos no podemos quejarnos).

Amanecer desde el hotel

Amanecer desde el hotel

En las piscinas de Lido

En las piscinas de Lido

Eso si, si te gusta conocer un poco de la gastronomía de la zona, lo mejor es que escapes de la comodidad de tenerlo todo a mano cerca de tu hotel y pruebes los platos típicos en el centro histórico. Los precios son más bajos y la calidad mucho mejor.

Además, si siempre te quedas en la burbuja, correrás el riesgo de pasarte las vacaciones comiendo pasta, pizza u otros platos comodín a precios desorbitados. No negaré que por vagancia hemos picado alguna vez, pero desde luego pudimos disfrutar de muchos sitios geniales en el centro de Funchal que merecieron la pena el salir de esa «zona de confort».

Ahora bien, tener tan a mano una buena piscina a la que acudir para darse un buen chapuzón después de patear ciudades y pueblos, hacer senderismo o lo que sea que nos depare cada día en la isla, es una verdadera gozada.

No es difícil disponer de una piscina privada en el propio hotel, ya que incluso el más económico tiene algo donde chapotear un poco. Pero nosotros descubrimos el centro de Lido, donde una gran piscina con buenas instalaciones y accesos directos al mar y a las zonas acondicionadas en el, nos resultaron más atractivas para nuestro primer chapuzón en Madeira.

En las piscinas de Lido

En las piscinas de Lido

En las piscinas de Lido

En las piscinas de Lido

Centro histórico de Funchal

El centro deja muchos lugares interesantes por los que pasear y perderse un rato. Plazas donde, con un poco de suerte, puedes pillar un mercadillo montado y poder curiosear en sus puestos. Calles y avenidas que aprovechan la trazada que deja el río o transcurren entre callejones retorcidos sorteando casas y pequeños edificios.

Es curioso que el centro histórico, una de las zonas más visitadas de la ciudad en la actualidad, fuera uno de los barrios pobres en el pasado. Diminutas viviendas de una habitación se cotizan ahora muy al alza cuando antes familias enteras vivían ahí, compartiendo el poco espacio disponible.

Plaza Colombo

Plaza Colombo

Calle Fernão de Ornelas

Calle Fernão de Ornelas

La diferencia que existe dependiendo del momento en el que llegues al centro de Funchal está en encontrárselo todo abarrotado o completamente desierto. O todo o nada.

Si existe algún término medio, este solo se puede apreciar en esas escasas horas en las que los funchalenses toman brevemente el control de sus calles. Y esto ocurre a primera hora de la mañana, cuando los visitantes todavía duermen plácidamente pero los ciudadanos de la propia ciudad corren a sus puestos de trabajo y abren sus negocios.

Banco da Madeira

Banco da Madeira

Calle Brigadeiro Oudinot

Calle Brigadeiro Oudinot

La Catedral de Funchal, austeridad histórica

Lo más destacable en pleno centro de la ciudad, donde se concentra la mayor actividad turística de la zona, es la Sé de Funchal. La Catedral.

Es cierto que, como catedral, es probablemente de las más pequeñas y discretas que me haya podido encontrar en mucho tiempo. Pero hay que tener en cuenta que es uno de los escasos edificios de toda la ciudad que sigue exactamente igual desde que se construyo, en los tiempos de la colonización de la isla.

Al tratarse Madeira de una nueva región de Portugal y Funchal comenzar a considerarse ciudad y capital de la isla, debía fijarse una nueva sede o cátedra para el obispo de la isla. Y, habiendo cátedra, el edificio es una  catedral. Sin más.

Además, dado que nunca se planearon sobre ella mastodónticas obras de ingeniería para dotarla de esa majestuosidad que tienen sus hermanas continentales, ha perdurado tal cual se irguió, con su solemne estatus de Catedral pero con el espartano y discreto estilo de la época colonialista.

Catedral da Sé de Funchal

Catedral da Sé de Funchal

Catedral da Sé de Funchal

Catedral da Sé de Funchal

Probando la gastronomía local

Y por fin llegamos a nuestro tema preferido (reconócelo 😉 ) ¡La gastronomía!

Habiendo dejado claro ya el tema alimenticio en la burbuja, siempre que tuvimos oportunidad nos escapamos al centro de Funchal para ir probando los diferentes platos típicos de la isla.

A Bica fue posiblemente nuestro más agradable descubrimiento, aunque no el único. Un bar típico de pueblo, de esos de menú del día, mantel de papel y gestionado en familia era el mejor lugar para comer muy bien, en abundancia y barato.

Un bolo do caco, variante de pan típico de la isla, y un plato de espada (no confundir con pez espada) con banana eran nuestras deudas saldadas con la gastronomía local.

De hecho, el bolo do caco tiene tanta presencia en todos los bares y restaurantes de la isla que acabamos incluso tomándonos buenas hamburguesas o bocadillos de filete (pregos no pão) entre estos panes.

Y muy, muy buenos, desde luego!

Cena en A Bica

Cena en A Bica

Cena en A Bica

Cena en A Bica

Prego no pão en A Casa do Bolo do Caco

Prego no pão en A Casa do Bolo do Caco

Paseo marítimo y playa da Barreirinha

La mejor manera de acabar una visita por Funchal, al menos para nosotros, pasaba por un paseo al anochecer a orillas del mar.

El paseo marítimo nos conducía hasta el lado este de la ciudad y allí la tranquilidad era más patente que en el tramo del paseo que transcurría frente al centro histórico.

Paseo marítimo de Funchal

Paseo marítimo de Funchal

Paseo marítimo de Funchal

Paseo marítimo de Funchal

 

Paseo marítimo de Funchal

Paseo marítimo de Funchal

Despidiéndose ya el Sol y encendiéndose todas las luces de la ciudad, el manto iluminado que comenzaba a cubrir la ciudad era un bonito espectáculo para disfrutar desde uno de los diques de abrigo del puerto. Por cierto, diques de abrigo cuya función era sobre todo proteger, en este caso, la playa da Barreirinha.

De hecho, debido a la fuerza del mar y a la falta de protección que la isla tiene en medio de la nada, la isla está llena de diques de abrigo que intentan proteger las playas, tanto las naturales de piedra volcánica como las artificiales, que se llenan con arena fina traída desde el Portugal continental.

Ahora, shhh. Silencio y a disfrutar de la puesta de sol y de como la ciudad se va transformando en otra completamente distinta, envuelta por las sombras que provocan las luces artificiales, que no consiguen llegar a muchos rincones…

Playa da Barreirinha desde el muelle

Playa da Barreirinha desde el muelle

Plaça da autonomía

Plaça da autonomía

Avenida do Mar

Avenida do Mar

Información de interés

  • El avión te dejará irremisiblemente en el Aeropuerto de Machico, una ciudad a varios kilómetros de Funchal. Como seguramente te alojarás en la «burbuja», existe un autobus lanzadera especifico para turistas que, por 8€ ida y vuelta te llevará directamente hasta tu hotel, o al menos muy cerca de el.
  • La oficina de turismo está muy cerca de la catedral, en el centro de Funchal, por lo que no dudes en pasarte a coger un mapa si no tienes muy claro que visitar o por donde moverte.
  • El transporte metropolitano es una excelente manera de moverte por la ciudad. Puedes comprar un billete directamente al conductor que deberás guardar ya que luego podrás cargarlo todas las veces que quieras puesto que sirve como tarjeta monedero. Así, los viajes te resultarán mas baratos y no tendrás excusa para escaparte al centro de Funchal siempre que quieras 😉

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