Oviedo, el corazón asturiano (I de II)

Llegábamos finalmente a Oviedo. Después de unos días de desconexión total en la zona de Cabo Peñas, volvíamos a tomar contacto con un poco de la realidad cotidiana al aparcar el coche en el centro de la capital del Principado de Asturias.

Cambiábamos las vacas, los prados verdes y el Mar Cantábrico por asfalto, jardines y gente apresurada por las calles. En realidad el cambio no era tan malo como suena, sobre todo en un lugar como Oviedo, donde grandes calles peatonales, extensas plazas y por supuesto el pulmón de la ciudad, el parque del Campo de San Francisco, conforman un conjunto realmente agradable que invitaba a una buena ruta urbana.

La Iglesia de San Juan el Real nos dejaba una boda en sus puertas, bajo los atentos ojos de una pétrea representación de Luis Riera, un prestigioso abogado que acabó siendo el primer alcalde democrático de la ciudad. Desde su banco disfruta de un punto de vista privilegiado de la vida ovetense, ante las puertas de una iglesia muy joven, ya que apenas alcanza el siglo de vida. un suspiro si lo comparas con otras muchas con más historia sobre sus piedras en esta misma ciudad.

La peatonal calle Pelayo nos dejaba la habitual ancha calle comercial que toda ciudad debe tener, aunque en esta ocasión las coloridas fachadas de sus edificios y las peculiares estatuas dispuestas por esta y otras calles le dan un toque diferenciador. Desde luego la más visitada y popular, la del Premio Principe de Asturias de las Artes, Woody Allen.

Estatua de Luis Riera en la Iglesia de San Juan el Real

Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús

Calle Pelayo

Al principio os mencionaba el Campo de San Francisco, y en el acabamos descansando perdiéndonos entre los jardines del que sin duda es el pulmón de Oviedo y el lugar de dispersión de sus habitantes. Los patos y pavos reales se mezclan con fuentes y quioscos en un recorrido que invita a tomárselo con calma y bajar el ritmo del paso para dejar que el sonido de los pájaros sea la banda sonora dejan do atrás el sonido del tráfico.

De vuelta a la zona nueva de Oviedo, era indispensable pasar por la Plaza de la Escandalera. En ella, el edificio de la Caja de Ahorros de Asturias preside la zona, con un edificio imponente que se disputa el protagonismo con la Casa Conde, en otro de los laterales de la plaza.

Y si, el nombre de la plaza es debido a la conclusión más lógica. Protestas, discusiones y manifestaciones tenían lugar aquí desde el siglo XIX y lo que empezó como un nombre popular acabó haciéndose oficial.

Campo San Francisco

Campo San Francisco

Plaza de la Escandalera

Centro de Oviedo

Otra plaza con presencia propia, es la Plaza Porlier. Como una de las puertas de entrada al centro histórico de la ciudad, esta plaza ya deja entrever la presencia de la Catedral de Oviedo a lo lejos. El edificio de Telefónica, el de la Audiencia Provincial y el Palacio de Toreno llaman la atención, así como el reloj que en una de sus esquinas le da el toque Victoriano que algunas de las calles de la ciudad transmitían, sobre todo con un día gris como el que nos acompañaba.

Y como las gaitas son un instrumento que los gallegos tenemos en común con otras muchas culturas, la gaita asturiana tenía que acompañarnos en algún momento del día. Y el momento no podía ser más oportuno. Con unas sidras recién escanciadas en la mano, la calle se llenaba con el sonido característico de este instrumento de viento mientras un grupo de gaitas tocaba diversos himnos y canciones populares llamando la atención de toda la gente que nos congregábamos en una de las calles principales de tapeo de Oviedo.

Gaiteros en el centro de Oviedo

Plaza Porlier

Plaza Porlier

Calles del centro histórico

Con unas tapas y unas sidrinas vamos a dejar para la semana que viene el recorrido por el casco antiguo de la ciudad, tanto o más impresionante que lo que os acabo de enseñar.

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Fotos: Flickr

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